La planta mezcladora es diversa. No solamente con referencia a la amplia diversidad de mezclas que Freudenberg Sealing Technologies (FST) compone a partir de múltiples componentes, para entonces convertirlas en materiales homogéneos.
El término “diversa” se refiere en este caso también a la diversidad de las personas que trabajan en las plantas mezcladoras de FST. “La primera vez que nos preguntaron cómo de diversos somos, nuestra respuesta fue clara”, sonríe satisfecho Christian Pfeifer, director del Competence Center. “¡Simplemente somos mezcladores! Da igual si los demás nos ven como ucranianos, rusos, albaneses, turcos, bávaros, prusianos, italianos, portugueses, indios, tamiles, personas de la región alemana de Oden o Hotzenwald, hombres, mujeres, viejos o jóvenes, operadores, empleados, obreros, ejecutivos, deportistas o compañeros con alguna discapacidad. Nosotros no apreciamos estas diferencias conscientemente, sino que nos vemos como un equipo”.
Cambio de escenario, fútbol de alto nivel: quien observe las selecciones de las dos últimas Copas del Mundo de Fútbol masculino verá equipos mixtos formados por jugadores cuyo contexto cultural y origen étnico a menudo no están en Francia (2018) o Alemania (2014). Parece que justamente esta mezcla hizo tan exitosos los equipos. O tomemos por caso los clubes: el FC Liverpool fue campeón de Inglaterra y de la Liga de Campeones teniendo a un entrenador alemán. Marcaron goles para Los Rojos un egipcio, un senegalés y un brasileño; de la portería se encargó un gigante neerlandés.

Un futbolín encontrado en la unidad Mixing Facility de Weinheim reúne esta pluralidad en el ámbito laboral y simbólicamente en el campo de fútbol. Las figuras del juego son diversas: de un lado y del otro juegan once figuras de distinto color, mujeres y hombres. Y los pomos de las barras los agarran personas distintas que en este momento solo quieren una cosa: marcar goles para su equipo, pasarlo bien y tener éxito. “Por muy distintos que sean nuestros colaboradores, su objetivo común es producir los mejores compuestos”, con esto traslada Pfeifer el escenario de la mesa de futbolín al mundo laboral de FST.
No obstante, hay una pequeña diferencia entre la gente de Freudenberg y los jugadores de alto nivel: los colaboradores de la unidad mezcladora van a la caza de goles en los descansos –en los cuales los futbolistas profesionales están obligados a no hacer nada–.