El especialista en membranas inglés Metflex pertenece desde el 2017 a Freudenberg Sealing Technologies (FST). Especialmente en el sector del gas, Metflex dispone de una competencia tecnológica y un conocimiento del mercado que Freudenberg hasta ahora no tenía. Hasta qué grado opera la división con sede en Blackburn a nivel internacional y lo bien que ha sido recibida en la familia de Freudenberg es lo que demuestra un reciente desarrollo de material, además de su correspondiente certificación.

Se trata de reguladores de gas licuado, tal como conocemos de hacer barbacoa o camping. Quien desea suministrar componentes para estos elementos de seguridad a Canadá, EE UU o México, debe hacer certificar sus materiales de acuerdo con la norma industrial ANSI/CAN/UL144 usual allí. Es decir, la certificación según la norma británica UKAS o la norma comunitaria no es suficiente en América. “Carecíamos de un material que cumpliera esta norma americana. Por lo tanto, teníamos que desarrollar uno”, indica Andrew Gwinett, Materials Development Technologist en el Application Center (AC) Diaphragms, ubicado en Blackburn.
El primer impulso lo dio un curso en línea del AC Diaphragms en Blackburn para Freudenberg-NOK Sealing Technologies en México. El equipo reconoció el potencial de mercado en América del Norte, América Central y América del Sur en lo relativo a membranas de alta calidad que regulen apropiadamente el flujo de gas licuado en el aparato respectivo, bien sea en los hogares particulares o en el suministro de gas de edificios completos.
La idea y el estímulo inicial vinieron de México, el material especial NBR fue desarrollado y sometido a prueba en Gran Bretaña y, finalmente, fue certificado por un laboratorio independiente en EE UU. Su Certificate of Compliance certifica el estándar industrial ANSI/CAN/UL144, el cual es reconocido y necesario en América del Norte, del Sur y en Centroamérica para la venta de las membranas que incorporan los reguladores de gas licuado. En particular, el material NBR tuvo que enfrentar la complicada “disyuntiva de las propiedades del material”: demostrar flexibilidad a temperaturas muy bajas de −40 grados Celsio, pero también superar todas las pruebas químicas de resistencia. ¡Y vaya si lo logró!
Este proceso de desarrollo y certificación, que saltó las barreras del continente, requería una estrecha colaboración entre los trabajadores de Freudenberg a un lado y otro del Atlántico. Así por ejemplo, para la cualificación del material los desarrolladores en Inglaterra debían ser informados exactamente por los colaboradores de ventas en México sobre los requerimientos de los clientes locales. Esto se hizo posible gracias a la comunicación en línea.
La exitosa colaboración abrió un nuevo mercado a FST. A mediados de enero sólo faltaba la confirmación de pedido para la primera producción en serie.
