El hidrógeno verde solo puede producirse en pocos casos de forma económica allí donde se necesita en grandes cantidades. Por lo tanto se precisa una infraestructura de transporte que comunique a los productores y los usuarios de hidrógeno verde en diferentes regiones del mundo y que garantice un transporte eficiente y seguro del portador de energía y la materia prima.
“Aquí se encuentra en el punto central, en primer lugar, la industria”, dice Dra. Britta Mayerhöfer, Application Specialist Hydrogen. Pues las ramas industriales como la química y las refinerías ya producen hidrógeno en grandes cantidades para los procesos de síntesis en sus plantas, pero se trata de hidrógeno gris procedente de fuentes energéticas fósiles, sobre todo de gas natural. La utilización de hidrógeno verde podría reducir drásticamente las emisiones de CO2 en procesos ya existentes.
Dra. Britta Mayerhöfer trabaja como Application Specialist Hydrogen en Freudenberg Sealing Technologies.
“Para ello sería necesario, en primer lugar, vincular las plantas de producción de hidrógeno verde –instalaciones de electrolisis en el país así como las terminales de importación en los puertos– con los emplazamientos químicos”, evalúa Mayerhöfer las posibilidades. Por ejemplo, a través de los gaseoductos ya existentes podría fluir hidrógeno en lugar de gas natural, utilizando la técnica de juntas adecuada. De esta forma, en poco tiempo en comparación, se podría generar un efecto climático positivo importante.
Si bien, también se puede crear un círculo vicioso. Un ejemplo actual de ello es el establecimiento y la expansión de una red global de suministro de hidrógeno. “En estos momentos no hay suficiente hidrógeno verde para que una inversión en la infraestructura sea directamente rentable. Por el contrario, sin la infraestructura adecuada es difícil invertir en hidrógeno”, explica la experta y añade: “Además, el hidrógeno verde es claramente más caro que el gris”.
Hasta ahora han faltado muchos estímulos económicos y valores experimentales para utilizar el hidrógeno verde en grandes cantidades. “Ya hay muchos programas de fomento que, con retrasos, poco a poco se ponen en marcha y apoyan a la industria en la inversión en la producción, la infraestructura y la utilización del hidrógeno verde y demuestran la viabilidad a gran escala”, explica Mayerhöfer.
“Además, en estos momentos existen muchas opciones para el transporte de hidrógeno que se diferencian por su viabilidad económica para distancias cortas y largas”, menciona como otro de los retos. ¿Se transportará el hidrógeno de A a B en forma gaseosa o fluida? La primera forma exige una gran presión para efectuar la compresión, la segunda necesita mucha energía para la refrigeración, pues el gas no se licúa hasta que se encuentra a menos 253 grados centígrados. ¿O se transforma el hidrógeno en amoniaco, metanol o metano para fines de transporte? Con ello, la industria química ya tiene experiencia. Pero las magnitudes serán muy diferentes en el futuro.
En cualquier caso se necesita una infraestructura de hidrógeno muy ramificada de puertos, terminales de carga, gaseoductos, almacenes intermedios estacionarios, gasolineras así como también depósitos móviles en barcos, camiones y trenes. “En colaboración con nuestros clientes, para muchos aspectos ya hemos encontrado una solución a pequeña escala. En el momento en que se sepa hacia donde nos dirigimos podemos aumentar la producción en todo momento”, afirma Mayerhöfer optimista de que FST también puede ganar puntos en el tema del hidrógeno a la hora de ampliar su infraestructura. Las juntas de alta tecnología para compresores de émbolo son un ejemplo de ello (véase post: Comprimir a gran presión).
