Freudenberg Sealing Technologies (FST) utiliza la Inteligencia Artificial (IA) en el Control Visual Automático (CVA) para reducir las cantidades de desperdicios y evitar fallos.
Los productos han de salir de la producción en perfecto estado. Esto requiere no solo una producción perfecta sino también un control de calidad confiable. Este control óptico se realiza, con frecuencia, en forma de Control Visual Automático. Si bien, en esta evaluación visual puede ocurrir que productos en perfecto estado se descarten como defectuosos por equivocación. Este desperdicio no es ni eficiente ni sostenible.
Para reducir la eliminación de productos en perfecto estado, FST ya utiliza la inteligencia artificial en algunos emplazamientos. “La utilización de IA en nuestro control final nos ayuda a reducir el falso desperdicio en un 50 por ciento”, informa Dr. Stefan Geiss, Vice President Process Technology. Con ello se reduce también el desperdicio total. “Esto nos ayuda a perder menos recursos. Gracias a la IA estamos en el camino hacia la producción sostenible. Generamos menos falsos desperdicios, por lo que también desechamos menos material. Y con ello logramos una mejor huella de CO2”.
Senior Engineering Specialist Dr. Helmut Hamfeld añade: “Gracias a la adaptación podemos detectar mejor si el producto en cuestión realmente se desvía de la norma o si ha sido la proyección de una sombra lo que ha falsificado el resultado”. La IA nos permite diferenciar mejor estas sutilezas”. El exitoso proyecto piloto se realizó en el emplazamiento de Oberwihl. En el entretanto, otras fábricas de FST también utilizan la solución IA en su control final.

Entremedio en lugar de al final
El emplazamiento de North Shields, en el Norte de Inglaterra, también utiliza un CVA optimizado con IA, si bien no en el control final sino durante el proceso de producción. En la máquina moldeadora, el sistema reconoce si la cavidad en la que se prensa el material de sellado realmente está libre o se encuentra ocupada. “De esta forma detectamos fallos cuando surgen y no al final de la cadena de producción”, explica Hamfeld. “Esto implica menos daños en las herramientas y reducción de las piezas de recambio necesitadas. Además, reducimos claramente los tiempos de inactividad de la máquina. Por un lado porque los fallos se pueden eliminar con rapidez y, por el otro, porque tenemos que reparar menos daños”. Hay un efecto secundario positivo: Los procesos de producción se agilizan mucho.
En la actualidad, FST prueba con el control de máquinas otro campo de aplicación de la IA. Aquí, hasta 3500 puntos y sensores de medición registran el tiempo de calentamiento o las relaciones de presión en los procesos de producción de las juntas. Si los datos se encuentran en un margen que no garantiza buenos resultados, se genera inmediatamente un requerimiento de adaptación de los parámetros. Aun cuando hasta la introducción de este proceso todavía pasará tiempo, sería un paso hacia el objetivo deseado de conseguir una cadena de procesos automatizada con cero fallos. En ese caso, el CVA ya no sería necesario.