Los pacientes con diabetes tipo 1 confían su vida a las bombas de insulina. Por ello es esencial una seguridad funcional permanente de la tecnología de sellado en estos pequeños aparatos. La sede de Schwalmstadt ha cerrado un nuevo contrato de compra con Ypsomed, una empresa suiza especializada en tecnología farmacéutica.
Los pacientes con diabetes tipo 1 necesitan la administración continua de insulina. Las bombas portátiles de insulina les hace posible llevar una vida activa y móvil, sin necesidad de administrarse continuamente ellos mismos insulina usando jeringas o inyectores de insulina. Las bombas portátiles de insulina dispensan de manera continuada la hormona esencial para la vida, exactamente dosificada, manteniendo así en equilibrio el metabolismo del paciente.
Solo 83 gramos –inclusive la pila y el cartucho de insulina lleno– pesa el modelo del especialista suizo en tecnología farmacéutica Ypsomed. Freudenberg Sealing Technologies (FST) desarrolló hace varios años un sellado de laberinto especial para este dispositivo. “El desafío era conjugar una alta impermeabilidad a un rozamiento mínimo”, recuerda Patrick Kinsch, del área de desarrollo de producto del Lead Center Fluid Power Industry.

Pues la bomba es regulada teniendo en cuenta el nivel de glucosa en sangre del paciente, el cual es determinado por separado. La regulación se efectúa a partir de diversos parámetros, que son evaluados en la misma bomba, sobre todo a través de una medición de fuerza en el accionamiento. Para hacer posible una medición correcta –y por ende, una programación de la bomba y una dosificación de la insulina exactas–, es primordial que se produzca el menor grado posible de rozamiento en el accionamiento.
En cooperación con la empresa asociada Klüber Lubrication, FST desarrolló la combinación perfecta entre un sellado innovador y el lubrificante indicado. El sellado de laberinto previene la entrada de suciedad en el sistema al cambiar el cartucho de insulina y aísla el motor contra una emisión de insulina en caso de una rotura accidental del cartucho.
“Al principio del proyecto, Ypsomed calculó que necesitaría 10.000 juntas al año. En la actualidad esta cantidad se ha multiplicado por cinco. Nosotros hemos firmado con el cliente un nuevo contrato de compra bienal sobre este número de unidades”, informa Kinsch sobre el éxito de venta actual.


De la parte comercial de este proyecto con el especialista suizo en tecnología farmacéutica está a cargo la FST AG en Zúrich (CH).