19 de diciembre de 2024: Cuando la gente de la producción apague las luces y asuma que las máquinas y la inteligencia artificial también descansan…
En una gran nave de producción moderna, donde el rítmico golpeteo de los punzones o los precisos movimientos de las máquinas CNC, los robots de producción y las inspecciones visuales automáticas suelen marcar la pauta, se hizo un silencio inusual una tarde de diciembre poco antes de Navidad. Las obras debían suspenderse durante quince días después de Año Nuevo. Sin embargo, las máquinas y la inteligencia artificial habían ideado algo especial: su propia celebración de fin de año.
El recuerdo de esta celebración permanecerá en la memoria de los invitados durante mucho tiempo y demostrará que la paz y la unión son posibles si todos lo desean y se alegran de formar parte de una comunidad.
Llevaban meses discutiendo en secreto cómo organizar esta época del año a su manera. La idea de invitar a una fiesta a todos los productos fabricados por Freudenberg Sealing Technologies dio lugar a una gran expectación y a una cuidadosa preparación.
Todo el mundo puede participar
Al principio de la fase de planificación, hubo un acalorado debate sobre si también debían invitarse productos de nuevo desarrollo como DIAvent®, barras colectoras, tapones de celdas prismáticas y barreras térmicas. Por un lado, su aspecto era completamente distinto al del resto y, por otro, hacía poco que se habían colocado en primera línea de los medios de comunicación y habían robado el protagonismo a los sellos tradicionales. Sin embargo, el equipo organizador quiso demostrar que las máquinas y la inteligencia artificial también tienen valores, al mejor estilo Freudenberg: No hay que excluir a nadie, independientemente de la procedencia de los sellos, sistemas y componentes y de lo diferentes que puedan ser. La fuerza innovadora de los nuevos productos y la diversidad y décadas de experiencia de los sellos tradicionales deben celebrarse juntas en una coexistencia armoniosa. Al fin y al cabo, es posible que vuelvan a encontrarse más adelante en aplicaciones diferentes. Esto les dio la oportunidad de conocerse y establecer contactos en una fase temprana. La creación de redes también es muy importante en estos círculos.
Al comenzar la celebración, unos robots humanoides decorados festivamente saludaron a los invitados que llegaban a la entrada de la sala. El Simmerring® apareció con su numerosa familia, que había volado desde todo el mundo, y el DIAvent® estaba radiante de expectación. Los acumuladores entraron rodando enérgicamente, seguidos de los diafragmas, las juntas planas y las juntas tóricas. Las juntas de amortiguador y los fuelles tampoco se hicieron esperar, mientras que las minúsculas juntas micro y de solapa se mezclaban entre la multitud. Las juntas de vástago de válvula ofrecían protección y comodidad adicionales. Y aunque los «nuevos chicos del barrio» se mantuvieron un poco al margen al principio, enseguida se vieron arrastrados por el buen humor de todos y acogidos en el círculo establecido con los brazos abiertos.
La gran sala de producción se transformó en una enorme milla de fiesta. Luces de hadas y proyecciones de colores crearon un ambiente festivo. Alexa puso la música de fondo con una lista de reproducción cuidadosamente seleccionada. Entre medias, Siri leyó historias de todo el mundo sobre cómo reciben sus regalos, y de quién, las personas grandes y pequeñas de diferentes culturas.
Pero lo mejor de la noche fue sin duda el baile. Robots humanoides y algunos cobots interpretaron juntos un cancán e incluso consiguieron que las máquinas de producción, normalmente estáticas, se movieran rítmicamente al compás. Las máquinas CNC giraban al son de la música, los controles automáticos de visión se balanceaban contentos consigo mismos. Las barreras térmicas hacían girar en círculos a los acumuladores, los anillos Usit sacaban a bailar a los microsellos, los anillos Simmer enseñaban a bailar un vals lento a las barras colectoras.
Mientras tanto, los otros cobots se ocupaban del bienestar físico. Sirvieron vino caliente sin alcohol y hornearon crêpes frescas, cuyo aroma llenó la sala. Fue una época de paz y alegría, en la que todas las diferencias pasaron a un segundo plano y desaparecieron las supuestas animosidades de la comunidad.
Cuando el primer rayo de sol entró por las ventanas de la sala de producción, todos supieron que habían vivido algo muy especial. Los invitados, muy diferentes entre sí, se despidieron con amplias sonrisas. Las máquinas y las IA regresaron a sus puestos, listas para volver al trabajo con renovado vigor tras las vacaciones. Pero el recuerdo de esta celebración permanecerá con ellos durante mucho tiempo y demostrará que la paz y la unión son posibles si todos lo desean y se alegran de formar parte de una comunidad.
Con esto en mente: ¡Felices y tranquilas fiestas!
