Colaboradores donan su pelo para pelucas infantiles y de esta forma transmiten una señal del significado de donar con el corazón y –literalmente– con la cabeza.
Tres colaboradores de Freudenberg Sealing Technologies (FST) se dejan crecer el pelo habitualmente para entonces donarlo. Con él se producen pelucas de aspecto natural para niños con cáncer u otras dolencias que causan alopecia. Esto refuerza la confianza en sí mismo del crío, pero también causa mucha alegría al donante.
“Yo no entiendo el revuelo que ello produce, una donación como esta no es complicada”, comenta Lisa Korpus, asistente del Chief Information Officer de Freudenberg-NOK Sealing Technologies en Plymouth (EE UU). Ya en el año 2014 empezó a donar pelo para la organización benéfica Children With Hair Loss (CWHL) en el Estado federal estadounidense de Míchigan. En cuanto su pelo alcanza al menos veinte centímetros, su peluquero se lo recoge en una cola, lo corta y lo envía por correo a la organización benéfica. Las pelucas hechas a partir de estas donaciones se ponen a disposición de niños necesitados de forma gratuita.





Vasudevan Acharya Pesch, Head of Operations en Process Seals, Alemania, también contribuye a ayudar a niños enfermos a pasar por esta época tan difícil de su vida. Cuando se enteró de que el pelo indio es especialmente apropiado para pelucas, empezó él también a donar su grueso y ondulado pelo. “Siempre he querido ayudar a los demás”, cuenta Pesch, quien se unió a FST en 2009. “Así es que decidí dejarme crecer el pelo y donarlo directamente después. Es lo menos que puedo hacer, y sinceramente ya me gustaría poder hacer más”.
April Grams, quien trabaja en la División Industrial Services de Shakopee (EE UU), dona anualmente desde hace diez años a la organización benéfica Pelucas Para Niños. “Saber que el pelo está destinado a niños que no tienen pelo debido a su estado de salud actual significa mucho para mí”, dice ella. Y obviamente ha sido una fuente de inspiración para otros: “Mi hijo mayor, de 21 años, ha empezado recientemente a donar su pelo”.
¿Animaría a otras personas a participar en esta causa? “Por supuesto”, contesta Korpus, quien ya ha abordado a mujeres con larga melena y les ha informado sobre la organización benéfica. Pesch está de acuerdo también: “No duele, vuelve a crecer y, sobre todo, hace feliz a otros”.